viernes, 2 de marzo de 2012

DEL OTRO LADO DE LA ACERA - Juan Esteban López Agudelo


LA SOLEDAD EN LO POÉTICODESDE   MANUEL MEJÍA VALLEJO [1]
Por: Juan Esteban López Agudelo
Estudiante de Lic en Filosofía & Letras
Universidad Pontificia Bolivariana
V Semestre
2012-01
Manuel Mejía Vallejo es uno de los escritores más importantes de la Literatura Latinoamericana pero en especial de nuestra Literatura Antioqueña, ya que después de Tomás Carrasquilla y Fernando González, se atrevió a mostrar desde la escritura como es nuestro pensamiento social y cultural en torno a temas como la mujer, la familia, la moral y las buenas costumbres.

Pero en el aspecto que me detuve dentro de la lectura de su obra fue el de la soledad en su poesía, ya que para muy pocas personas, esta faceta de Mejía es muy poco conocida, debido al éxito de su escritura en el género literario de la novela o del cuento.

Para empezar partimos que la soledad,  es un estado de la naturaleza humana donde los sujetos, buscan encontrarse consigo mismo  y así pensarse en cuanto a fortalezas, debilidades y aspectos a mejorar para así generar lo que conocemos en nuestro tiempo como la reflexión acerca de lo que somos como personas. Estos espacios de soledad, son también para hacernos preguntas, análisis o críticas sobre lo que realmente nos llama la atención de nuestrodevenir en el mundo  e igualmente también es un deseo de conocer  caminos mágicos del conocimiento en la filosofía, la Literatura entre otras ramas  habidas en el mundo.
Ahora bien, los conceptos de la Soledad en la obra poética de nuestro autor, se mueven tres atmósferas o entornos de núcleo que agrupan la tonalidad de sus trabajos: el campo, la historia de la ciudad con sus luchas morales y físicas  y por último la región de la consciencia (sueños y espacios)[2] Dentro de  la primera atmósfera, se muestra la soledad desde un ámbito de la nostalgia, ya que tuvo que dejar Jardín como su pueblo, personajes, historias y tradiciones debido a la enfermedad de su abuela paterna. Pero lo que más evoca  en sus saberes poéticos son sus vivencias  que allí tuvo y que a través de  la poesía configura la experiencia de tener una niñez en el campo; pero en especial, el sabor del primer amor y el  desarrollo de la escritura de una temática poética que se  llama memoria  alcanzada desde y para la intuición (Evocación).
En el segundo caso, la influencia es la soledad del tiempo, generada por los recuerdos  entre lo pasado y lo presente que da la distancia entre su tierra natal Jardín Antioquia con Medellín, pues el tránsito de la Ciudad, lo hizo dejar el olor del bello café, las hermosas novias pero antes que nada el aroma de tomar aguardiente alrededor de los parques de Jardín y Jericó. Para buscar una soledad de tiempo, que se ve develada no sólo en la cultura de la escritura sino en el hábito de  tomar aguardiente en recintos cerrados alrededor de los tangos de Lovaina, Manrique entre otros.


Del mismo modo, estas escrituras ayudaron no sólo a la formación de un niño imaginativo sino a un adolescente que mediante la lírica iba decir de manera formal  el retrato de las pasiones y sentimientos humanos como son el odio, el amor; lo mismo que el bien y el mal, que es algo tan inherente a lo humano, ya que como diría esa frase de Nietzsche somos humanos demasiado humanos, por eso necesitamos de medios para expresar todo ese caudal de cosas que nos pasan en nuestro diario vivir en la sociedad y en la cultura.




La  tercera atmósfera en cambio,  es la soledad de sí mismo, donde el tiempo es jugador de lo que desea Manuel, pero antes que nada, le ayuda en la creación de sus personajes mediante rasgos y características sociales y culturales que él mismo leyó dentro de la sociedad de su tiempo. Ejemplo de esto es su Efrén Herreros y Soledad de Herreros en la casa de las dos palmas que no sólo se ven expuesta en dicha novela, si no dentro de algunos de sus poemas, porque  nos muestra la figura de una mujer que hiere a su hombre en lo que más duele, que es el ego (masculinidad bateada por la infidelidad)  donde  el olvido de la vida marital o del ser hombre como sujeto de pasiones y sentimiento en torno a un tema como el amor no vale su sentir sino más bien el actuar. De esto se ve el siguiente poema de ejemplo:

Contra el mal de haber querido
Me dijeron que olvidara;
Hoy digo al que aconsejara
Que mi mal es el olvido.

Cuando me da por amor
Fracaso con mi labor,
Pero el fracaso es mayor
Si me da por olvidar. 


Esto no es un tema recurrente no sólo en su poesía sino que en sus novelas, nos quiere mostrar a ese lector que es un habitante de ciudad, que vivimos en un lugar donde se juega la dualidad de ser unos en el día y otros en la noche,  mientras que todos en la casa duermen o cumplen sus deberes sociales y culturales dentro del matrimonio para “quedar bien” con el otro u otra en este caso. Quisiera decir para cerrar que el autor me dejó estas incognitas cuando leí sus poemas y que a penas a lo largo de un año estaré tratando de responder en otro texto.
Sus auténticos personajes de la literatura, nos dicen  las experiencias de un encuentro sobre ¿Qué es lo que realmente siente un habitante de ciudad en determinados momentos? ¿Cuáles son las experiencias de vida que nos ayuda a mirar el sentido de habitar un espacio? .




[1]El Siguiente Texto fue un trabajo investigativo para el Semillero de Poesía y Poeta orientado por el practicante  Juan Camilo Tobón Cossio quien me dio todo su apoyo para el trabajo que les voy mandar; lo mismo que mi colega y amigo de Filosofía & Letras el Estudiante Jhon Camilo Zapata.

[2]Op-cit de MACÍAS ZULUAGA, Luís Fernando, BUSCARRAÍZ, Pág.49-53 Editorial UPB, Medellín, 1999.

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